jueves, 3 de noviembre de 2011

Cuando grande quiero ser...

Un recuerdo muy vívido viene a mi mente: los amigos de mi papá están reunidos en nuestra casa, y él mirándome con ternura pregunta: ¿qué es lo que vas a ser cuando grande? Yo, que tengo 8 años respondo tranquilamente: monja o modelo. Resuenan carcajadas y veo en sus caras hasta lágrimas (de risa) con la respuesta. Yo no entiendo que pasa, para mí en ese entonces son opciones normales, ni  descabelladas, ni extremas, ni opuestas. Los raros son estos señores que se toman un trago y se vuelven más simpáticos con los niños y ¡todo les da risa!
Crecí y  por fortuna no fui ni lo uno ni lo otro, pero nunca  entendí esa respuesta; la parte de modelo todavía no la entiendo pues  el chip de  la vanidad nunca lo he tenido muy presente; la otra es también extraña pues en mi vida la parte religiosa ha sido más bien parca; finalmente después de muchos años, creo haberle encontrado explicación a la parte de ser monja: lo que yo quería ser era profesora, y mi referente eran las monjas Escolapias que me educaban, entonces yo –por un par de años, no me demoré mucho en descubrir lo aburridoras que eran sus vidas - decidí que quería ser monja como ellas. Como la respuesta venía de una niña necia, juguetona y charra, sólo podía despertar risas, pero si al terminar el colegio hubiera entendido esa respuesta (que todavía hoy es chiste en mi familia) tal vez habría podido estudiar una carrera en Pedagogía en lugar de estudiar Sociología que según muchos no sirve para nada.

1 comentario:

  1. Yo de chiqui decía que iba a ser geógrafa, ni idea de dónde saqué esa idea. Pero sí sabía que lo mío era como por este lado. Qué tal que hubiéramos sabido y nos hubiéramos pasado para Educación. Muchas veces pienso qué habría pasado.

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